Aunque los coches autoconducidos parecen ser el último grito tecnológico en la mente de todo el mundo, lo más probable es que los barcos autónomos irrumpan en el mercado más pronto que tarde. Estas naves ya no son sólo una quimera, ya que numerosas empresas y organizaciones están emprendiendo el diseño y la implantación de esta tecnología.
- Rolls Royce se asocia con la organización Advanced Autonomous Waterborne Applications (AAWA)
- El proyecto MUNIN (Maritime Unmanned Navigation through Intelligence in Networks) de la Unión Europea, dirigido por el Centro Fraunhofer de Logística y Servicios Marítimos, con sede en Hamburgo, está estudiando la viabilidad técnica, económica y jurídica de la explotación de estos buques
- La Administración de Seguridad Marítima de China y la Universidad Tecnológica de Wuhan se han asociado en su proyecto de investigación y desarrollo de buques marítimos multifuncionales sin tripulación.
- Y más
Con tantas organizaciones trabajando para poner en marcha esta tecnología, estos vehículos futuristas podrían llegar a la industria dentro de 10-15 años y podrían "salvar" la industria de muchas maneras.
Aunque existen retos obvios asociados a la introducción de barcos que navegan por el océano sin capitán ni tripulación, estas son las formas en que los vehículos autónomos podrían ahorrar dinero y tiempo a la industria naviera.
De la piratería:
Aunque las denuncias de piratería marítima siguieron disminuyendo en 2017, el segundo semestre del año registró un total de 87 incidentes notificados a la Oficina Marítima Internacional (IMB). Los barcos sin tripulación podrían reducir aún más estas cifras, ya que un barco sin tripulación es mucho menos atractivo para los piratas. Cuando no hay tripulación, no hay tripulación para pedir un rescate.
Si los malintencionados intentan abordar una nave no tripulada, el diseño de estas naves se lo pondrá difícil. Si consiguieran subir a bordo, no tendrían acceso a los controles y el ordenador que alimenta la nave podría tomar el control y cambiar el rumbo, conducir en círculo hasta que llegara la ayuda o apagarse.
Dinero:
Los buques autónomos no sólo cambiarán las reglas del juego en lo que respecta a la seguridad, sino también a los presupuestos. Una vez que estos barcos lleguen al océano, podrán ahorrar dinero en combustible y llevar más carga para realizar viajes más productivos. Sin tripulación a bordo, algunos aspectos del diseño del barco, como los alojamientos de la tripulación y los sistemas de alcantarillado, pueden eliminarse para crear más espacio de carga.
Sus elegantes diseños reducen la resistencia al viento, lo que les permite desplazarse más rápidamente por el agua. Estos cambios reducirán los costes de construcción y de explotación y harán que los viajes sean más eficientes.
De la escasez de talento:
A medida que la generación del milenio, que es experta en tecnología, se va incorporando al mercado laboral, se siente atraída por los puestos de trabajo con tecnología digital. La profesión de marinero, que pasa semanas o meses lejos de su casa y su familia, es cada vez menos atractiva, pero el manejo de estas enormes máquinas desde casa a través de sistemas electrónicos y digitales son las carreras que atraerán a las nuevas generaciones.
De los accidentes:
En un informe publicado por la compañía de seguros Allianz, con sede en Múnich, en 2012, entre el 75 y el 96 por ciento de los accidentes marítimos están causados por errores humanos. Un buque no manejado por humanos reducirá estos errores y, con suerte, los accidentes.
Aunque habrá que hacer frente a retos normativos y operativos, estos buques presentan numerosas oportunidades para una industria en constante cambio.
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