El comercio electrónico se está convirtiendo rápidamente en la nueva normalidad en todo el mundo. Por qué ir a una tienda de ladrillo y mortero cuando se puede comparar y comprar el artículo perfecto con el clic de un botón? (Honestamente, la gente ni siquiera necesita hacer clic más, con dispositivos activados por voz como el Amazon Echo, su deseo es su comando).
En 2017, se espera que el total de las ventas de comercio electrónico entre empresas y clientes crezca hasta los 2,3 billones de dólares, con una tasa de crecimiento anual estimada del 9,8% en Estados Unidos entre 2013 y 2018. Si bien esto puede ser el sueño de los minoristas en línea hecho realidad, desde una perspectiva logística ha introducido otro nivel de complejidad a una red de distribución ya tediosamente construida. En otras palabras, hay un montón de problemas, y por una buena razón.
Con actores importantes como Amazon registrando su brazo de China como transportista marítimo (un movimiento de reducción de costes para su negocio minorista), muchos transportistas se preguntan: "¿Y yo qué?" Para responder a esa pregunta, los transportistas marítimos tienen que estudiar detenidamente cómo pueden incorporar mejor la tecnología a sus operaciones, porque eso será lo que agudice su ventaja competitiva.
Según Logistics Management, la tecnología de comercio electrónico B to B puede tener un impacto significativo en las relaciones con los clientes cuando resuelve retos fundamentales en la forma en que la empresa gestiona sus actividades de envío. ¿Pero qué significa eso? Significa desplegar una plataforma tecnológica basada en la nube que haga más transparentes y fáciles de usar aspectos como los horarios de navegación, las reservas, las instrucciones de envío, los conocimientos de embarque, el seguimiento y la localización, y los informes. La tecnología en la nube permite que los clientes tengan un papel más colaborativo e informado en el proceso, fortaleciendo las relaciones y posicionando a su empresa como una empresa con visión de futuro y ventajosa en términos de costes.
En definitiva, se trata de facilitar y agilizar a los cargadores la reserva del transporte de mercancías y reducir su gasto global. La tecnología está desempeñando un papel fundamental en la gestión logística y, si los transportistas quieren seguir siendo competitivos, tienen que subirse al carro.